Eres un apasionado de ayudar a otros a través de la terapia, amas tu profesión y sabes que has nacido para eso. Pero, ¿Por qué estás ansioso ante el cliente? ¿Hay claves secretas para ganar confianza como terapeuta?¿Por qué te quedas paralizado? Si sabes muchísimo. Haz realizado infinidad de cursos y formaciones en terapia. ¿qué te está pasando?
Ese es uno de los graves problemas que se encuentra todo profesional de la ayuda, sobre todo cuando está iniciando en su profesión. Es la llamada “ansiedad del novato”. A través de éste post te quiero compartir mi experiencia en el área. Porque a mi también me ha pasado. Y he ayudado a cientos de terapeutas a sentirse seguros en su profesión.
Al principio me inicié en el proceso de la psicoterapia por seguir mi propio proceso personal, inicié con terapias alternativas y luego me gustó tanto y vi tantos cambios en mi vida. Que decidí hacer la carrera universitaria y luego desde allí no he parado de formarme en diferentes disciplinas.
Al final, al igual que todos. También tuve una primera vez y tengo que decir que estaba paralizada. Ante el consultante, me sabía mucho la teoría pero llevarlo a la práctica es otra cosa. No tenía claro, cómo acompañar al consultante. Y bueno, ya lo siento por aquellos primeros que atendí. Creo que me acompañó la suerte del principiante.
¿4 errores del terapeuta principiante?
Quiero compartirte cómo logré sentirme segura llevando un proceso terapéutico. Prestando atención a estos 4 errores que debe evitar todo terapeuta para tener éxito.
Aconsejar
Cuando pongo la atención en que tengo todas las herramientas que le sirven al cliente y que es “mi responsabilidad” SANARLE. Me paralizo, imaginate si muchas veces no sabemos qué hacer con nuestra vida ¿Cómo vamos a saber qué debe hacer el consultante?
En estos casos, te conviertes en el “padre o madre” o “hermano mayor” del consultante. Creyendo que eres como una especie de consejero al cual acude buscando consejo.¡Éste es un error grave! Te estás haciendo responsable de la vida de otra persona. Para el EGO, viene muy bien. Porque te vuelves indispensable para el consultante, pero eso justamente le impide crecer y desarrollarse. Y merma tu confianza como terapeuta.
El terapeuta está para ver los hechos con objetividad y acompañar al consultante a ver con perspectiva sus conflictos. Mostrando herramientas para que en un momento dado, sea el mismo el que use las herramientas.
La terapia es un proceso para hacernos más conscientes de nuestros recursos interno. Identificando estrategias que nos hagan desarrollarnos y alcanzar madurez emocional.
No practicar
Seguirte preparando, pero sin ejercer o poner en práctica lo que aprendes. Esperando que en algún momento dado, te llegue la iluminación por obra y gracia del “espíritu”. Mientras sigues estudiando todo lo que se te presente. Y por supuesto, nunca será suficiente.
Esto es muy habitual, vemos terapeuta que se apuntan a todo nuevo estilo terapéutico que se presenta. Creyendo que ahora sí lo van a lograr. Y así, permanecen en su zona de confort.
Otra manera de hacerlo, es prepararse para un cargo público. Entonces, el terapeuta se pasa la vida estudiando para presentarse a las oposiciones. Para optar por una plaza pública. Mientras, se dedica a trabajar en otras áreas, que nada tienen que ver con su carrera.
Este error es muy nocivo porque cada día te aleja más de la profesión que amas. Sin ganar confianza como terapeuta. He visto casos, dónde excelentes psicoterapeutas terminan trabajando como administrativos por puro instinto de supervivencia. De esta manera “Entierran” su pasión.
Dejarte arrastrar por el tren del pensamiento
Cuando te estás diciendo constantemente, “No voy a poder o No soy capaz”. Te quedas paralizado, porque entras en la dinámica de las creencias limitantes que son tu mayor ancla, para quedarte en tu zona de confort.
Por un lado te dices, “necesito más preparación” y por otro te dices “no puedo y nunca es suficiente” ¿Cómo puedes avanzar en ese estado? Estos pensamientos, te generan ansiedad y una sensación de agobio, que impide que avances. Y te dificulta ganar confianza como terapeuta.
Te cuento que cuando inicié en el mundo de la consultoría online, sabía del ordenador lo mínimo. Y aún así lo hice. La otra opción hubiese sido, olvidarme de mi sueño e irme a trabajar a un sector presencial en otra área que no fuera la mía. Dejando pasar la oportunidad de emprender mi propio negocio online, llegando a un mayor número de personas.
Estar envuelto en tus propias dinámicas familiares
Cuando estás “enredado” en tus conflictos familiares, proyectas en el consultante todas tus heridas. El consultante puede ir representando, todo aquello que quieres sanar en tu sistema familia. ¿Quiéres saber cómo te pueden ayudar las dinámicas familiares? >>>>Lee nuestro Post
Por ejemplo, si tienes un hermano adicto que has intentado ayudar de todas las maneras posibles ¿qué crees que pasará cuando te venga a consulta un chico de la misma edad con una adicción? o bien, si has tenido una pésima relación con tu madre y te llega a consulta, una madre que quiere controlar la vida de su hija.
Un buen terapeuta, tiene que ser consciente del lugar que ocupa en su familia. Y las dinámicas en la que está envuelto, sanando todas aquellas heridas que pueden afectar nuestro hacer profesional.
Cómo sentirte seguro como terapeuta
Clave 1: Ocupar tu lugar
Cuando sabes cuál es tu lugar ante el consultante, es mucho más sencillo acompañar su proceso. Porque cesa todo deseo de aconsejar. Porque sabes que es un adulto con recursos internos, que ha olvidado. Puedes leer >>>nuestro post Ocupar nuestro lugar ante nuestros padres
Y el principal objetivo de las sesiones, será mostrarle diferentes herramientas que le sean útil para desenterrar sus talentos. Eres consciente, que tu papel es encender luces en el camino. Para que pueda verlo con mayor claridad, pero sabes que lo tiene que recorrer él y no tú. De esta manera, estás presente sin interferir en su propio desarrollo.
“Cuando ocupas tu lugar. Ganas energía vital.”
Luz Rodríguez
Clave 2: Practicar
Dicen que la práctica hace al maestro. Y efectivamente, sólo a través de ejecutar aquello que aprendiste es cómo desarrollas tus habilidades. Y no tienes que aplicar todo lo que aprendiste. imaginate si aplicará todo lo que he estudiado. Para nada, de cada técnica que me han enseñado he puesto en práctica algunas de ellas.
“El que aprende y aprende y no practica lo que sabe, es como el que ara y ara y no siembra.”
Platón
Por ejemplo, si en una disciplina me han enseñado 50 técnicas. Pongo en práctica, las que más resuenen conmigo. Es decir, de 5 a 10 y me hago experta en ellas. Y no espero, graduarme para ponerlas en práctica. Lo hago desde el primer día.
Sólo de esa manera, puedo saber qué dudas me surgen con su ejecución. Y en su momento, le puedo preguntar al que me está enseñando dicha técnica. Sin esperar a terminar de formarme, para aplicar la técnica. No tengo que aplicarlas con clientes, si es mi primera formación. Pero, siempre lo puedo hacer con mis compañeros de clase.
Es por eso que todas las formaciones que imparto online, la práctica entre estudiantes, es un requisito indispensable. Porque de esa manera me aseguro de que cada participante pueda ganar confianza como terapeuta.
Clave 3: Abordar tus Creencias limitantes
El abordaje de tus pensamientos es indispensable para desarrollarte en cualquier ámbito. Porque si constantemente te estás saboteando con pensamientos negativos y catastróficos. De allí, no te moverá nadie. Al final, “el fantasma” son tus pensamientos.
Observa con atención “los caballos” de tus pensamientos y coge las riendas. Transformando uno por uno, aquellos que te están paralizando. Te aseguro, que cuando trabajes con al menos dos. Tu vida cambiará para siempre.
“Tus creencias se convierten en tus pensamientos,
Ghandi
tus pensamientos se convierten en tus palabras,
tus palabras se convierten en tus actos,
tus actos se convierten en tus hábitos,
tus hábitos se convierten en tus valores,
tus valores se convierten en tu destino.»
Clave 4: Sanar tus relaciones familiares
La relación con nuestra familia se ha convertido en una película, que está presente en todo momento. Y en lugar de ver realidad, vemos esas imágenes de lo que vivimos en nuestro sistema familiar.
Y la terapia es un proceso que va en dos direcciones, llegan a nuestra consulta aquellas situaciones que existen en nuestro sistema familiar. Por lo tanto, que hemos vivido en primera persona. Eso es normal que te paralice, cuando no lo has sanado.
Todo terapeuta, tienen que limpiar “el vaso interior”. Y no es un proceso que se hace una sola vez en la vida. Por el contrario, lo haremos todas las veces que hagan falta. Porque ante todo eres humano.
Sana tus heridas familiares, para que no te posiciones a favor o en contra del consultante. De esta manera lograrás ganar confianza como terapeuta.
“Aquel que no ha sanado la relación con su familia, la encuentra de nuevo en todas sus relaciones.”
Luz Rodríguez
Clave 5: Perspectiva
Depende desde dónde mires al consultante ganas o pierdes energía. Por un lado, si lo ves como alguien inmaduro, infantil y que no quiere tomar las riendas de su vida. En consecuencia, asumirás el papel de “grande o consejero” ante el consultante. Y esto a la larga, termina por cansarte y además verás pocos resultados.
Y por otra parte puedes verlo con un adulto con un gran potencial, que asume su vida y decide tomar acciones. Se hace responsable de sí mismo y no quiere ser llevado de la mano. Así se dan sesiones de igual a igual y eso hace que mantengas tu energía en alto. Además, de ver resultados inmediatos en el consultante.